Anoche me despertó
el calor de tus pechos
clavados en mi espalda.
Avivando a fuego lento
un inmenso incendio
bajo las sabanas.
quemándose dos cuerpos
pirómanos de amor
en la madrugada.
Abrazados a las llamas
de la pasión y el deseo,
se nos encendió la noche
metiéndonos fuego.
Ámame, me decías
quémame la piel,
házmelo despacio
y luego otra vez.
Y nos dieron las tantas
haciendo el amor,
sintiéndolo lento
quemándonos los dos.
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