jueves, 17 de marzo de 2011

Los tirantes de tu vestido.


Cuanto daría por volver
a aquella plaza,
y sentarme junto a ti
en aquel banco,
bajo la luz del farol
y el olor a azahar
de aquel naranjo. 


Cuanto daría por volver
a aquella tarde,
en la que nos besábamos
saboreando el suspiro,
y yo con la punta
de mis dedos,
deslizándote
los tirantes de tu vestido.


Cuanto daría por volver
a prometerte,
bajo la luz de la  luna,
que iba a quererte siempre
y como tú ninguna.

1 comentario:

  1. Bellas añoranzas que siempre se llevarán dentro,,un saludo Rafael, un placer pasar por tu blog

    ResponderEliminar